jueves, enero 26, 2006

la reina de la plata

baila moviendo la cabeza de un lado a otro, ella es la reina de la fiesta, puede hacer cualquier cosa, puede ir a cualquier parte. ella sabe que siempre habrá alguien mirándola, que siempre habrá alguien esperándola.
yo observé, esperé durante cierto tiempo, creí que ella venía a por mi, y sólo estuvimos cierto tiempo, luego despareció. cogió su falda, se la agarró y subió a una mesa pidiéndonos a todos que nos emborracháramos. sus súbditos accedieron, accedimos a su ritual y bebimos.
luego la fiesta acabó y la reina se sentía sola y se puso a buscar algún lacayo. preguntó a toda su corte y todos estaban ebrios y nadie podía atenderla. llegó mi turno, porque tarde o temprano siempre llega, y la reina me preguntó si podría hacerla compañía, y de mi boca salieron estas palabras: lo siento majestad, vos me hicisteis republicano.
di media vuelta y seguí andando por las calles de su reino, mientras ella permanecía muda, esperando en medio de una lluvia débil y un frío atroz.