martes, enero 08, 2013

madrid, invierno



las puntas de los pies se me congelan al bajar a la calle, el viento helado te abofetea la cara. las manos escondidas en los bolsillos. la punta del iceberg, la nariz.

el frío se agarra al pecho en la noche cerrada, las luces de las farolas disparan cristales de hielo a la calle.

el ruido. helicópteros, bocinas, cantos de sirenas, efecto doppler.

luz difuminada que sale de los cristales mojados de las casas, espejos cóncavos. policías a caballo. caballos con máscaras de gas que se forman en sus orificios nasales.

la ciudad repleta de gente perdida, está en su caras iluminadas con intermitencia por las luces de la ciudad. luces de colores, neones, bombillas, señoras con abrigos de pieles, señores con abrigos verdes acolchados, de cazadores.

golpes en las calles dónde hay más gente. atajas por calles menos iluminadas, con chulos y putas. putas mayores mirando el teléfono. un señor con capa.

la bola dorada del banco de españa, batas blancas gritando, petos estrellados, la gente del subterráneo saliendo a la ciudad.

crujen las rodillas. los taxis pasan rozándome cómo balas.

luego está el puente de piedra, cruzárlo en invierno, luchando contra un ejercito. quedarse quieto un rato justo en la mitad del puente, sentir más dentro el frío.

pequeñas victorias sobre los elementos.