viernes, octubre 29, 2010

ciento dieciocho

las señoras se santiguan en el portal, antes de salir a la calle. nunca se lo había visto hacer a mi padre, sólo a mis abuelas, y a un señor que vivía en nuestro bloque. pienso que mi padre debió de empezar con esta costumbre hace relativamente poco.
el otro señor al que había visto santiguarse y vivía en el edificio era marica, esto lo digo sin saberlo del todo a ciencia cierta, era lo que se decía en el bloque y en el barrio. compartía piso con otro señor de la misma edad. yo le recuerdo simpático, sobre todo cuando nos lo encontrábamos en el portal mi hermano y yo al ir a jugar al fútbol. en ningún momento esas conversaciones llegaban a ser intimidatorias, ni siquiera consideraría el momento como uno tenso.
este señor murió, me lo dijo mi madre un día, se lo llevo por delante el ciento dieciocho en el paso de cebra de oporto con camino viejo de leganés. lo que me dijo mi madre fue como si me hubiera dicho que había dejado unos calcetines en el cajón.
ese mismo día pase por el cruce, y se me puso la piel de gallina, como cada vez que sigo cruzando por ahí.