adicto a las mañanas entre tus brazos, camino a solas por la calle y voy llegando hasta moncloa. pienso que necesito desayunar algo y un letrero de desayunos con tostadas logra captar mi atención. paso el resto del sábado muerto y, de milagro, llego al domingo.
desde mi cama te escribí, y luego desaparecí entre sueños de viajes que nunca haremos, de historias que jamás serán vividas.
domingo vegetativo, domingo de sofá y lecturas, domingo de películas en la televisión.
es fácil echarte de menos al despertar, el poder oler tu pelo mientras duermes, dormir abrazado a ti. sentir el tacto de tu piel desnuda bajo las mantas en invierno.
he pensado en ti durante todo el día, en tus besos, en tus manos y en lo guapa que te pones cuando ríes.
dijeron que iba a nevar...