las cosas no pasan, nunca se termina de olvidar, nunca. aunque todo haya pasado y lo sientas tan lejano como el día en el que naciste, volverá. todo acaba regresando a nuestras vidas, cada pequeño detalle de nuestras pobres y cortas vidas regresa tarde o temprano.
puede que llegue justo cuando vuelves a ser feliz, o una mañana cualquiera, o una tarde, o puede que en el silencio del coche, mientras esperas en un semáforo.
las luces del intermitente del coche que va delante se reflejan en mi cara, mis ojos permanecen clavados en un horizonte infinito inexistente, una mirada perdida, lanzada fuera de este universo. un bocinazo brusco me despierta de mi estado comatoso, y podrían haber pasado siglos, pero no, sólo fueron segundos, así llegan a ser nuestras vidas, complejos mecanismos que no encajan ni en el espacio ni el tiempo.
tengo miedo, creo que todos lo tenemos. a veces, este miedo es más fuerte, otras veces, sin embargo, permanece camuflado en un estado latente esperando a salir y justo, cuando nos tiene más engañados, sale de nuestro interior, generado por nosotros mismos.
nuestros torpes sentimientos, nuestras torpes decisiones, nuestras insignificantes y maravillosas vidas.