martes, febrero 21, 2006

casas derruidas, frío polar

y a pesar de que iba bien vestido no podía dejar de sentirme fuera de lugar. creo que los tres sentíamos lo mismo, aunque sólo yo lo dijera. ignoro por qué, tal vez fueran mis torpes movimientos con cojera, o el resto de la gente o simplemente nosotros, que nos encontrábamos cómo el pariente del pueblo que viene a la ciudad, perdidos.
¿qué se podía hacer? beber, claro. beber y mirar, dar vueltas, esperar sentado.
al final vuelvo a hacer el recorrido de hace un año, más temprano, y esta vez sin andar.
a las chicas les asustaban los hooligans borrachos que andaban por al calles de madrid, a mi me asustaba el frío y la soledad.