las risas suben de volumen en medio de esta imaginada cena. se podría decir que alquilamos el bar para nosotros solos, cuatro decadentes cenando a la una de la madrugada. el alcohol ya ilumina nuestras mentes y oscurece la memoria.
un decadente se rodea de sus semejantes, se encuentra a gusto entre sus iguales comparte bromas, comentarios subidos de tonos que pasan desapercibidos en el ambiente de esta tasca en la latina. nadie tomará en serio lo que digas, puede que ni tu mismo lo hagas después de decirlo.
me estremezco cuando salgo con chals y cabeza1, el trío calavera caminando de bar en bar un jueves absurdo. tres decadentes a los que se sumó igol en otra noche en la que, al llegar a casa, aprovechó que mi padre está en la ducha y voy como un rayo hacia la cama.
esto es decadente, ¿no?
si hombreeeeeeeeeeeeeeeeeeee...
