el tiempo pasa despacio en tu habitación. tranquila nadie más lo sabrá, no compartiré el secreto con nadie. en mi habitación todo es tan distinto, el tiempo también se ralentiza, pero para mal. las paredes se derriten sobre mi, me agarro la cabeza para que permanezca junto a mi cuerpo, perdido en alguna parte de este minúsculo cuarto, prisión nocturna.
un rayo de luz se cuela por un agujero de la persiana, ilumina intensamente mi habitación, la primera luz, el nacimiento del hombre, la desaparición de la eterna oscuridad.
suena el despertador, en tu habitación no existe, tranquila, nadie sabrá nada. estiro mi brazo y acallo el timbre que resonaba sobre mi cabeza. es otro día más, sigue tranquila nadie sabrá nada, tan sólo el haz de luz que traspasa los muros de mi prisión.