el viento golpea insistentemente la persiana de mi cuarto. es una tarde de frío en madrid, no salgo de casa, me siento cansado. cierro los ojos y la pequeña habitación se va iluminando, necesito dormir, llegué helado por la mañana porque estuve andando por la nieve. madrid nevado, madrid de noche un sábado, sin gente por las calles. una noche de concierto y luego en el moloko dónde conocí a sabi y a su mujer rocío. una noche divertida con giorgio.
pero eso sucedió ayer, ahora descanso en esta cama, en mi cama, y sé que, al despertar de esta larga siesta, volveré a tener esa extraña sensación que nada puede hacer desaparecer.
una tarde muerta, una tarde sin nada, y nada puede hacer que este sentimiento sea eliminado de la faz de mi cabeza, de mi desordenada cabeza. ni siquiera tu puedes hacer que desaparezca.
cuando necesito que estés a mi lado desapareces, y dejas plantado en mi cabeza el mismo sentimiento de soledad que llevo sintiendo desde hace casi un año.
no importa, no pasa nada, duermo, deja que fluya, deja que fluya.