poco a poco vuelve, el enfermo mental se va haciendo con el poder del cerebro. mi psicóloga dice que duerma, me relaja escuchar su lenta respiración, su voz suave.
cierro los ojos y ya estoy cruzando un mar cristalino, observo mi cara reflejada en las aguas transparentes de este mar en el que ni siquiera he metido mis pies. es el mar el que me toca a mí, es el mar el que me lleva.
aparezco en un sitio nuevo, desconocido pero reconozco otra voz que me habla de un sitio que no existe. es la voz de mi hermano, y me habla de unos túneles que cruzan una ciudad que se llama guanajuato, del color del mar en cabo san lucas, de las cascadas de agua azul de chiapas, de la inmensidad de ciudad de méxico, de querétaro, de oaxaca, de puerto vallarta,...
y despierto alejando al enfermo mental, y mi psicóloga dice que nunca abandone este lado mío, el del loco. su mirada es tan profunda que no puedo pensar otra cosa que no sea en hacerle caso.