existe un lugar en la luna, un palacio construido de diamante. con finas paredes, con dos torres altas y acabadas en punta, como dos enormes agujas. en el palacio de la luna no existen ni el día ni la noche. en el palacio de la luna el tiempo transcurre lento entre estrellas perdidas. allí lo único que encontraras es soledad y los susurros de sus antiguos habitantes que, una vez, fueron felices habitando en la inmensidad del palacio. dicen que, el final trágico de los dos últimos residentes contribuyó a su abandono.
yo escucho los murmullos de sus conversaciones, en el aire circulan sus gestos, los reflejos en las paredes proyectan sus figuras.
conozco a la perfección su historia, pero nunca llegaré a saber qué es lo qué les hizo tan orgullosos y ni porque se hacían daño continuamente. ellos siguen viviendo en los reflejos de estas paredes, atrapados en una realidad que existió hace mucho tiempo, encerrados en lo que pudo haber sido y jamás fue.
una estrella fugaz pasa al lado del palacio.