jueves, septiembre 08, 2005

p y la calle

el sol de la mañana molestaba a p, que a esas horas buscaba ya un nuevo objetivo. p devolvía ángeles al cielo, él decía que ese era su trabajo, bueno, no le llamaba trabajo, le llamaba deber. alguien le había encomendado la labor, p la cumplía.
de verdad era difícil encontrar verdaderos ángeles en aquella ciudad, él último ángel que mandó de vuelta al cielo fue muy difícil de encontrar.
él prefería salir de noche, pero tiene que hacer urgentemente un envío de ángel más antes que el día acabe. mira de un lado a otro con la seguridad de que nadie le mira a él, ¿quién va a mirar a un tipo tan extraño como p?
de vez en cuando, p, mete sus manos en los bolsillos y acaricia el cuchillo que le fue otorgado por el mismo dios.
en su búsqueda rastreaba olores, miraba a los ojos, llegaba a tocar a la gente que, él creía, eran ángeles.
había días en los que no veía ni rastro de los ángeles, alguna vez estuvo hasta semanas sin enviar ninguno al cielo, pero hoy necesitaba encontrar uno. necesitaba encontrar uno para demostrar allí arriba que de verdad era el mejor.
ya por la tarde algo hace que p se frene en seco, una risa. se gira y ve a un ángel riéndose, esa risa tan sólo podría ser de un ángel. se ríe con todo el cuerpo, toda su cara se arruga, sus ojos casi se cierran cuando se ríe. su pelo es negro, no muy largo, y acaba en dos pequeñas coletas.
está claro que ese es el objetivo.sus ojos se han fijado en ella, va acompañada, ella deja de reír y mira a p