ana tenía seis años, y su pelo rojo se dejaba caer hasta la mitad de su espalda.
- ¿sabes hacer el pino?
desaparecía bajo el agua y sus pequeñas piernecitas asomaban de repente, sin lograr mantenerlas rectas, se iba hacía los lados.
a continuación hacía yo el pino, para demostrar mi pulida técnica. ana, contrariada, pensaba en otro truco de piscina para sorprenderme.
- ¿sabes sentarte en el fondo?
tras tres intentos de ana, le demuestro de nuevo mi pericia subacuática. se le ocurre otra cosa.
- ¿sabes hacer el muerto?
ana intenta mantener su cuerpecito recto sobre el agua, y siempre le acaba por entrar agua, y abandona sus intentos. yo me hago el muerto.
- no creas que soy tonta...
se queda pensando en algún otro truco.
- ¿a qué no sabes hacer el muerto al revés?
- ¿el muerto al revés? ¿cómo es eso?
- mira.
ana, se pone bocabajo, me quedo observando. lo hace realmente bien. ignoro el tiempo necesario para hacer el muerto bocabajo de ana. el pelo rojo de ana flota en la piscina. ana parece una flor flotando en el azul del agua, con su hermoso pelo, con su bañador verde. yo sigo observando, apenas escucho los gritos que da el resto de la gente, y cuando la están sacando de la piscina les digo que está haciéndose la muerta, pero bocabajo, y que lo estaba haciendo muy bien, mejor de lo que yo había visto en todos mis seis años de vida.
ana hace el muerto bocabajo mejor que nadie, yo nunca pude estar más tiempo que ella.