me encantaba mirarte, y lo sabias. cuando llegábamos por las noches y asaltabas la nevera de mi cocina, cuando dormías a mi lado, cuando te estabas vistiendo,... muchas veces cuando me quedo solo en casa te echo de menos, tus absurdos planes de futuro que jamás se cumplirán, tus interminables monólogos que ni siquiera escuchaba, porque lo que me hacía gracia era ver las caras que ponías mientras intentabas explicar ideas descabelladas para hacerlas lógicas y coherentes.
te peinabas delante del espejo, pasabas rápidas las púas del cepillo y siempre cantabas delante del espejo. sabes que siempre andaba mirándote e intentado quedarme con cada pequeño detalle de tu forma de hablar o de todos y cada uno de tus actos. solías preguntarme si pasaba algo, ya no lo haces, ya ni siquiera podría decir si existes o no. muchas veces sigo estremeciéndome recordando cuanto te quería, muchas veces sigo preguntándome si debería seguir hablando en pasado, muchas veces me quedo delante del espejo como si siguiera observándote mientras te arreglas para salir y me pides consejo sobre qué ropa ponerte, sobre cómo peinarte.
ahora escucho migala y siempre me gustó esta canción:
principios de agosto
al día siguiente, se levanto tarde, después de comer estuvo pensando en todo aquello, en las chicas de los veranos, y en algunas apariciones más recientes como "e", o "j"," x" y así... y se sintió verdaderamente solo.
pasó el resto de la tarde con un amigo, hasta que se hizo de noche, y al volver a casa se miró a un espejo y sonrió. su vida le pareció transitada, con decenas de cosas que caminaban de puntillas para no ser vistas.