las manos se acercaban sigilosamente a los revólveres. las miradas se quedan fijas, permanecen clavadas en los ojos. uno de los dos cometerá un error fatal, disparara demasiado tarde.
nada se escucha, alrededor todo es silencio. a veces el viento curioso intenta acercarse para averiguar el devenir de este duelo, y logra agitar disimuladamente las ropas de los dos contrincantes.
el sol aprieta desde el cielo, gotas de sudor logran escapar hacía el exterior. unos dedos se estiran, casi tocando el metal del arma. un cuervo grazna impaciente desde la rama de un árbol.
al fin, uno de ellos desenfunda rápido, tan sólo unas milésimas de segundo antes que su oponente. su disparo sale del revólver, pasa silbando al lado de la cabeza del otro. la bala disparada por el duelista que acaricio su gatillo más tarde acaba alojada en el corazón del primero en disparar.
mala puntería, fallaste tu disparo.
un cadáver descansa bajo el implacable sol de la alta sierra, un perdedor abandona su último aliento bajo el vuelo de los buitres.
bienvenido al oeste, o matas o te matan.