sábado, septiembre 16, 2006

antes de embarcar

ayer estuve en tu casa, casi podría haberte alcanzado con mis manos. te mueves despacio por los pasillos, con una pereza mecánica. cierro los ojos y apoyas tu cabeza en mi hombro. tus dedos de metal recorren mi espalda.
desde aquí, cien millones de líneas, recorren el trayecto que hay entre tu y yo. te presto mi abrigo para que no tengas frío, ya me tengo que ir, las maletas esperan en mi casa.
soy el eterno qué podría haber sido y nunca llegó a ser.