martes, octubre 07, 2008

las luces de la ciudad

con toda la veneración y el máximo respeto.
para j.k.


un tren hacía coney island. la tarde, un cielo con nubes rasgadas, de mentira. gente que pinta su cuerpo, borrachos, monstruos, motos relucientes, y al fondo, el mar, la playa. mi hermano tiene estrellas que se cayeron en su brazo. vigilan el parque la noria y la montaña rusa. andamos por el agua, sobre el agua. montamos en la noria, el sol nos pinta las pieles de rojo, gritamos, nos balanceamos.
las motos rompen la oscuridad de la noche, la destrozan con rugidos.
-¡eh tío! quiero un bigote como el tuyo.
la mujer elástica me sonríe, pienso en ella besándome, liándose alrededor de mi cuerpo como una serpiente se enreda en un árbol.
la cena en totonno´s, dos viejos puertorriqueños ebrios discuten a gritos, igan y yo estamos en medio. maricón. sólo pienso en beber más vodka con limón, anna lo encuentra por un dólar.
los irlandeses bailan. alabama, dulce hogar. bolsas de papel marrón. tren de noche, interminable, dormimos en su barriga.
volamos a chicago. no sobrepaséis esas calles, es peligroso. puertas giratorias, la humedad. el aire acondicionado que hace corriente, buscando salir a la calle.
una prostituta, que se llama belle, sale del hotel jackson, esnifa y se toca la nariz mientras continua andando por la calle jackson. un tipo sale detrás de ella y se mete corriendo en un coche. hasta mañana belle, que tengas buena noche.
chicago suena a música, triste, a blues, a jazz, a rock and roll, a ganas de poder gritar por mucho que te ahogue la humedad, por muy fuerte que sople el viento.
gigantes de cristal, iluminados, construcciones desafiando al cielo…
-un dólar por favor.
-¿estáis bien situados?
-ojala lo hubiera estado en algún momento de mi vida señora.
dos mundos dentro de otro, chinatown y el harlem de chicago.
-no vayáis por esas calles.
-no salgáis de la calle principal.
belle salió de la calle principal, ahora pasa las noches en el hotel jackson, esnifando cocaína y prestando su cuerpo. nosotros dormimos cerca de ella.
hablamos del presente, otra cerveza, hablamos del futuro, otra cerveza más. no me puedo callar, igan escucha y asiente, también habla, pero menos.
nos quitamos el sombrero cuando nos cruzamos con alguna chica bonita. somos unos auténticos caballeros.
las galletas de la suerte, no me traen suerte.
nueva york de nuevo. las luces, la gente. anna tira una botella al río, allí se ve nueva jersey. el viento mueve una pantalla de cine en el puerto.
-julianne moore.
¡qué pómulos!, adoro su pelo rojo, saluda y sonríe tímida.
no se puede beber aquí, vendrá la policía. es verdad, la policía está vigilándonos, somos peligrosos, casi delincuentes, cargados con bolsas de papel marrón, escondiendo vodka. esto es pura subversión. nosotros haremos que los bancos cierren.
aquí cayeron dos torres. ¿no se acuerdan? fue horrible. se olvidaron de esa gente.
comemos pizza. engreída, no te vamos a dar propina, eres horrible. toma un dólar. anna busca por los cubos de la basura. está completamente loca, como mi hermano, y como igan, y como yo.
-el polo que lleva tu hermano lo encontré yo.
amo el neón, se retuerce haciendo formas, brilla con distintos colores. la ciudad brilla con los neones, limpian la noche, que intenta plegarse sobre si misma, cerrándose para no dejarnos camino. las luces de la ciudad, aúllan, hacen que la noche se pueda disfrutar, la dejan libre para nosotros.
he encontrado una ventana que se abre, y salimos por la noche a la terraza, y nos escapamos por los tejados. y se puede ver la ciudad bajo tus pies, la gente, los coches, pequeñas partículas de divisibles.
el moma. somos artistas, nosotros pasamos gratis, no quiero esperar a llegar al final de esta interminable fila.
hay un funeral en williamsburg, y la gente ríe y se apodera de la calle. en williamsburg se ve cómo anochece en manhattan. los mosquitos intentan que no lo veamos.
chinatown, comida china y subfusiles. tu no tienes los ojos rasgados, ni tu tampoco, ni tu. bueno, somos los tres únicos de por aquí que no los tenemos rasgados. a veces igan me dice, o yo a él: ¿a ti te han reventado alguna vez la cara? pero así, de repente.
subimos al rockefeller. otra vez la luz. primero la luz de los edificios, señalando como un mapa al chrysler, al empire state, a times square.
una habitación que se ilumina cuando te mueves, y nosotros bailamos, saltamos, corremos de un lado a otro. las luces se encienden, y cuando la habitación se ilumina por completo paramos y observamos nuestra obra. y se vuelven a apagar las luces… vuelta a empezar.
-no se puede correr aquí.
-noooooooooooo.
volvemos a chocar con la autoridad.
subimos y bajamos la escaleras de chelsea hotel. en sigilo, medio escondidos.
no quiero volver, yo sé porque tu no quieres volver a esta ciudad. esta ciudad ya no aúlla, esta ciudad no suena a música, en esta ciudad ya casi no quedamos locos.