samaras y merkel entran al parlamento griego por la puerta
de atrás. Van a comer en algún lugar del
edificio. Treinta mil personas se
manifiestan fuera, la policía carga, merkel y samaras comen. me imagino que comerán
menú de gourmet, de esos de degustación, doce platos de delicatesen,
acompañados de vinos caros.
samaras está incomodo, nervioso. no puede parar de hablar,
habla de cualquier cosa con tal de qué no haya ninguno de esos incómodos
silencios. ángela apenas habla, recorre todas las estancias con la mirada.
samaras hace ruidos, para disimular el tumulto del exterior,
intentando que merkel no se de cuenta. ángela escucha perfectamente los gritos
y los disparos de fuera, pero se hace la sorda, no se va a poner ahora a escuchar a todo el mundo que se queja
del cuarto reich económico alemán. prefiere seguir jugando a la usurera,
prefiere seguir devorando planetas.
¿qué puedes esperar de alguien que cuando huía de alemania oriental
lo hacía con la nevera a cuestas?