martes, mayo 06, 2008

mississipi

por el espejo retrovisor veo como empequeñece la ciudad de memphis. voy por la carretera 61 en dirección al sur. en realidad no sé hacía donde me dirijo. el calor me ahoga un poco, la humedad termina de asfixiarme.
a mi derecha, bajando hacía el sur, sigo la estela del bajo mississippi.
la verdad es que sigo los impulsos de un sueño, un sueño en el que veía esta camiseta verde que llevo, y estos pantalones a cuadros. en ese sueño veía este coche de fabricación japonesa, gris metalizado, matricula del estado de lousiana. ya había conducido otro igual a este con matricula de ohio.
paro a tomar café, y un trozo de tarta de queso. la camarera es, por lo menos, diez años más joven que yo, está embarazada. de la cocina salen palabras en español, mezcladas con inglés, y risas.
el café es de color negro, huele tan fuerte que desearía haber pedido un vaso de whisky, creo que dañaría menos a mi estomago que esta taza de café.
reanudo el camino, adelanto camiones brillantes, gigantes a toda velocidad.
me desvío por la 49, atravieso lula, con sus vías de ferrocarril. paso al lado del moon lake. sigo recto.
ya no queda mucho para el final del viaje, las señales en los laterales de la carretera me van avisando. intentando darme avisos, pensando en hacerme cambiar de idea.
estoy encima del mississippi, entre los estados de arkansas y mississipi. al final del puente está ella, puedo ver su nombre. abandono el coche a mi espalda, bajo hacía el río, todo igual que en ese sueño.
me voy sumergiendo en las sucias aguas, entre el barro y la basura.
en el sueño, mi cuerpo hinchado y azul llega hasta nueva orleans, y una vieja bruja vudú quema mi cuerpo, y la gente escupe ron sobre mi vida encharcada, y la música suena frenética hasta que, con la salida del sol, mis cenizas se van mezclando con la tierra, y empiezan a crecer plantas y hierba.