el vino de los abruzzos nos planta cara desde el principio (me acuerdo de ti svevo bandini).
mi primer día en roma se salda con un duro enfrentamiento. dos valerosos héroes resisten los envites del vino. por si fuera poco, me enfrento continuamente a síndromes de stendhal mientras paseamos por roma de noche. el primero de todos, el panteón.
seguimos con el vino... botellas más tarde y cariacontecidos, las debilitadas tropas deciden emprender el largo camino a casa. una retirada infinita, nuestra rusia particular después de haber militado bajo las órdenes del napoleón yonki del trastevere.podrían haber sido dos horas andando, pero borracho no puedes calcular bien el tiempo. el vino, el viaje, mis piernas flaquean, italo va recuperando poco a poco el equilibrio... algo de equilibrio... ¿su truco contra la resaca? un capuchino antes de domirla... ¡funciona! ese día tomamos dos cada uno antes de morir.