agoniza esta lluvia en los cristales de la casa, son las últimas gotas que llegan, junto con tus besos que se enredan. quedan sus restos en los parabrisas, ya no hay nadie esperándolas.
el ruido ya cesó, sólo queda calma, y palabras ahogadas que suenan imposibles.
en la calle, la gente repliega sus paraguas y deja de correr. en mi cuerpo ya no llueven besos, ya no llegan las últimas gotas, la sequía cuartea mi piel, reseca mis labios, empiezo a organizar las restricciones.
al menos, pienso que ya he dejado de tener miedo, o al menos no lo tengo continuamente. a veces, tan sólo quiero dormir y no levantarme en días.
no recuerdo dónde olvidé esas cosas que antes estaban aquí.