clavas una y otra vez un punzón en mi estómago. tus ojos están blancos, la boca abierta, todo tu cuerpo blanco.
despierto, en mi almohada hay sangre. no sé si está saliendo de mi nariz o de mi boca.
puede que sea por la nariz y me haya llegado a la boca y de allí vuelva a salir.
estoy asustado, no me atrevo a levantarme para ir a limpiarme. me da miedo mirarme en algún espejo.
quito la funda de la almohada, me limpio con ella. la dejo en el suelo y me quedo con los ojos abiertos como platos mirando en la oscuridad. todavía queda toda la noche por delante y ni siquiera puedo cerrar los ojos o no pensar en nada.
pastillas para dormir.
me despierto, veo un punzón sobre la mesa del salón. toco la punta y al palpar el frío del hierro el estómago se me hace un nudo, podía notar las veces que entraba y salía de mi, clavándose una y otra vez, destrozándome, desangrándome sin yo hacer absolutamente nada, sin poder moverme.
en mi cuarto hay una silueta que marca la posición de mi cadáver. esta noche se ha cometido mi asesinato, nadie lo va a investigar, yo ya no sé si sigo vivo o ya estoy muerto y vagando por esta casa.