escucho su voz y se me hiela el cuerpo. es suave, está dolida, es una voz tan cálida, antes conocida, ahora insólita. he estado en tu casa, jamás se lo diría. estoy adquiriendo unas asombrosas nuevas facultades cómo psicópata. hice fotos en tu calle, estuve a punto de escribir mensajes, de cortarme y dejar un charco de sangre.
escucho su voz e intento simular que todo va bien, que me estoy convirtiendo en un hombre de provecho, que voy a ser responsable, que estoy feliz.
si al menos hubiera dejado un mensaje escrito con sangre en su puerta... pero tan sólo hice fotos y cuando llegué a casa las borré y volví a pensar en sangre.
escucho su voz y me gustaría poder dormirme mientras me habla, pero sólo pienso que tenía que haber hecho algo con mi sangre.