esta es una historia sobre fantasmas. no penséis que es sobre esos fantasmas que vagan por el mundo después de muertos. estos fantasmas vagan por el mundo, pero no han sufrido una muerte real, tristemente para ellos. son gente muerta aunque sus constantes vitales sigan perfectas.
estos fantasmas pasan por tu lado, su cara no expresa alegría ni tristeza y si te miran a los ojos te quedarás helado. hay gente que ha caído en este estado para siempre, otros pasamos intermitentemente por ese estado.
la gran vía está llena de fantasmas, pienso que serán las luces, la cantidad de gente que hay andando por las aceras. cuando voy andando por la gran vía me siento fantasma, da igual si antes me sentía feliz, si voy andando por la gran vía me hundo, a veces procuro ir por las calles pequeñas de al lado, pero siento un impulso tan fuerte que al final acabo saliendo a la gran vía, me quedo un momento quieto y me invade el sentimiento fantasma.
las tardes de domingo son también muy propicias para que vuelva a ser un fantasma.
creo que tengo un radar para este tipo de gente, siempre siento que hay algún fantasma cerca de mí, miro a mi alrededor y suelo encontrarle. si intento sacarle una foto a un fantasma siempre saldrá desenfocado o movido. dicen que, si algún fantasma te toca, tu piel se pondrá de gallina, tendrás un escalofrío.
hay gente que ha podido dejar de ser fantasma, otros que nunca saldrán y otros que nos movemos constantemente de un lado a otro.
