fumábamos tumbados en tu cama, los dos desnudos. tu me pediste que te leyera algo, yo te leía a john fante. escuchabas con los ojos abiertos y una sonrisa de oreja a oreja, como una niña pequeña escuchando un cuento de hadas. yo bebía más cerveza, fumaba y no podía dejar de leer para ti.
han pasado muchos años desde entonces, y siempre recuerdo aquella noche en tu casa aunque nunca más haya hablado de ello, aunque nunca jamás se lo haya contado a nadie.
pienso que tal vez tu ni siquiera te acuerdes, que lo encerraste todo en esa caja atada con cadenas en la que hace tiempo me encerraste.
no sé si será el tiempo, o que nos hayamos olvidado mutuamente lo que hace que esta historia crezca dentro mi y se haya quedado grabada en mi cabeza para siempre.