daniel tenía un perpetuo horror al compromiso. desarrolló su propio sistema de defensa, un sistema que saltaba como un resorte a la mínima ocasión, ante el más pequeño de los detalles que hicieran presagiar algo de compromiso. la alarma, las luces de emergencia, su propio sentido arácnido.
podría definirse como miedo, pero no falta de madurez. un día, hablando de ello, dejó entrever que ese miedo venía dado por una total y absoluta falta de confianza hacía el resto de la humanidad, y más concretamente hacía las mujeres.
he de reconocer que nunca le faltaron motivos, pues siempre tuvo la mala suerte del que sólo se topa en su camino con errores, como si fuera buscándolos intencionadamente. esas cruces en su camino, los errores, dejaron sin su oportunidad a las sucesivas relaciones de daniel.
cierta vez le vi dar un salto de dos metros hacia atrás cuando una chica con la que se veía sugirió que tal vez no estaría mal que pasarán más tiempo juntos.