el sudor sale a espuertas de los cuerpos de los habitantes de la ciudad. una y otra vez, vueltas y más vueltas en la cama. hoy nadie podrá dormir, hoy, nadie descansará. estamos todos obligados a despertarnos asfixiados y, con los ojos medio cerrados, ver qué hora es. comprobaremos en medio de la madrugada que aún quedan horas para que despertemos de verdad. agua fría, para beber, para la cabeza.
aún quedan horas para que despierte de verdad. nunca creíste en las señales, y hombres de dos metros son alabados como dioses mientras el calor derrite madrid, y lenguas de fuego se alzan hacía el cielo.
quizá nada de esto esté pasando. me despierto y solo han pasado cuarenta minutos desde la última vez que me desperté.
era de esperar que todo ardiera, creo haber encontrado el punto de ebullición dentro de mi cuerpo, y aún quedan horas para que me despierte de verdad.