cada boca mordiéndome un brazo. hablo solo por la calle, como un vagabundo, y cada insulto sabe a alcohol, masticado entre farfulleos y muertes al rey. nubes de videojuego, luces verdes, ahora naranjas. tu sombra camina calle abajo, murmullas, del uno al otro confín.
solía habitar por aquí, cuando el clima me lo permitía, cuando huía de mi. los quevedos se resbalan huyendo de mi nariz.
allí los ríos caudales, allí los otros medianos y más chicos.
zapatos detrás de mi. un, dos, un, dos, un, dos,… pienso en cosas del colegio para distráeme de aquí.
ahora se ve como una obra maestra, mañana no me gustará.