pequeños homicidios cometidos en el salón de tu casa, a la luz del tímido sol de otoño. unas alas me sorprenden al descolgar unas de tus bragas de la cuerda de tender. sus alas ahora estampadas contra la pared. las agarro con mis dedos, arrojo su cuerpo por la ventana. descansa ahora sobre algún tejado, al lado de ropa perdida.