cuando vas caminando y sientes al desierto respirar detrás de ti, nunca gires la cabeza, no queda nada ahí.
el sol sobre tu cabeza jamás te dejará en paz, y las noches son tan frías que apenas puedes descansar.
el tiempo se acabará convirtiendo en un planta que la arena tapará, o en un cactus alto con fuertes espinas para pinchar y mantener alejados a los que por tu desierto hayan decidido caminar.