su piel es suave y hace pilates por las mañanas. se pone a hablar, y gesticula con los brazos, no sé de qué manera, pero los objetos acaban esquivando cada aspaviento suyo.
-soy muy torpe.
yo termino las frases que ella empieza, cuando se queda en blanco y no recuerda la palabra exacta. al principio siempre se muestra un más distante conmigo, prefiero cuando toma tres gin tonics y está más cariñosa. sus besos saben un poco amargos por la ginebra.
aprieta fuerte mi mano.
-¿te hago daño?
-no, pero me lo acabarás haciendo.
y ella piensa que habló de cuando desgarra los tendones de mi mano con sus pequeños dedos. entonces deja de pinzarme la mano, y yo insisto para que lo vuelva a hacer.
-hecatombe, viene del griego, y se usaba para designar a un sacrificio de cien bueyes.
hecatombe se designará al momento en el que tu te vayas, y vuelvas al país húmedo y raro en el que te refugiaste hace cuatro años
-¿acaso te has parado a pensar…?
-no, nunca suelo hacerlo, es una fea costumbre.