ni siquiera el sol, con todo su calor, puede hacer que se derrita el hielo que recubre su interior.
no puedes ni imaginar el frío que allí hace, los vientos helados que soplan en aquel lugar.
los oídos duelen del silencio que reina, si llegarás a gritar ni siquiera tu escucharías el sonido de tu grito, el propio silencio ahogaría tus palabras, los vientos las volverían a empujar al sitio del que salieron, el frio haría que se helara el sitio del que alguna vez intentaron salir esas palabras.