cuando el mundo era nuevo y la única distracción de nuestros antepasados era observar cómo nacía y moría el sol entre las montañas que rodeaban nuestro territorio, existió un hombre llamado oso pardo, valiente cazador. los mayores enemigos de nuestros antepasados eran la nieve y el viento del norte. por aquellas fechas estos dos reinaban con crueldad sobre todo nuestro territorio.
el jefe de la tribu, águila blanca, ante la desesperada situación, decidió encargar a oso pardo una difícil misión. le encargó que encontrará a aquella en cuyos ojos se escondían los colores de la tierra, el verde de los prados y el naranja del sol cuando amanece y atardece, y lleva en su pelo y en las manos la calidez de las las tierras del sur y dentro de su cuerpo la fertilidad.
oso pardo partió hacía las tierras del sur, decidido a liberar a su pueblo. anduvo durante días, y pasaron varias lunas hasta que consiguió dejar atrás al frío viento y a la nieve.
al borde del agotamiento, oso pardo, llegó hasta el gran lago y se quedó dormido. no se sabe durante cuánto tiempo se quedó allí.
una voz dulce de mujer le despertó de su letargo.
-no perteneces a estas tierras.
en sus ojos encerraba la pradera en un atardecer y de sus manos manaba el calor.
-tengo que llevarte a para que nos liberes. ¿cuál es tu nombre?
-hija del sol.
ella pestañeó y miró hacía el gran mar. hacía tiempo que ella también esperaba la llegada de alguien que le llevara lejos de allí.
juntos volvieron a nuestras tierras, repletas de nieve. subieron la montaña grande y allí oso pardo empezó a luchar contra el viento del norte e iba ganando, pero la nieve ayudaba a viento del norte y juntos ganaban a oso pardo. oso pardo cayó al suelo y la nieve le atrapó. viento del norte fue a luchar contra la hija del sol. al primer golpe apartó el pañuelo que hija del sol utilizaba para su pelo. el pelo de hija del sol empezó a agitarse con el viento del norte, y el calor que desprendía derritió la nieve y liberó a oso pardo.
oso pardo volvía a ganar en la batalla. el viento del norte, viéndose perdedor hizo un pacto con oso pardo, y desde entonces no castiga nuestros territorios y avisa de su llegada haciendo que las hojas de los árboles se caigan.
oso pardo y la hija del sol se unieron en los altares de la gran montaña, y sus descendientes nómadas pasan el año cambiando de territorio entre el sur y el norte cuando cambia el tiempo.