sonó tan triste tu voz cuando me dijiste adiós. sonó tan triste que el tiempo se ralentizaba, tu terminabas de decir adiós, hacías una especie de mueca, no era una sonrisa, y girabas tu cabeza, después tu cuerpo, y empezabas a andar, dándome la espalda.
sonó tan triste tu voz, que me hizo pensar que de repente había estallado una bomba, y que todo enmudecía y moría.
sonó tan triste tu voz que llevo pensando que todo es asombrosamente triste tres días y medio.
sonó tan triste tu voz que me siento culpable, pero no sé de qué.