dos tomates planean una invasión a escala mundial dentro de mi cocina, se callan al escucharme entrar.
uno de ellos decide suicidarse lanzándose desde la encimera de la cocina a estrellarse contra el suelo. a cámara lenta le veo rodar hasta acercarse al borde del abismo, su compañero le grita. ¡noooooooo walter!
intento acelerar mi paso para que el tomate no caiga al suelo, estiro el brazo, tan sólo llego a tocar al tomate con la punta de mis dedos.
walter da con su piel en el suelo, da un bote, otro más pequeño después, y sale rodando.
todo manchado de sangre de walter, mis pantalones con sangre de walter.
walter tomato descansa ahora eternamente a mis pies, la cocina teñida de rojo.