mi nombre es jason lezak. recuerda, jason lezak. te lo digo dos veces porque, cuando acabes de leer esto no serás capaz de recordar mi nombre.
no soy el número uno, mi nombre se enterrará en el tiempo por el peso de otros nombres mucho más importantes que el mío, por hombres que lograrán gestas mucho más importantes que la mía.
soy nadador, he ganado una medalla de oro en las olimpiadas en 4x100 libres masculino. michael phelps, garret weber-gale, cullen jones y yo.
el primer relevo fue phelps, salió y dio el relevo a garret dejándonos en segunda posición. garret nos puso en cabeza, superando a francia. garret le dio el relevo a cullen, que siguió en primera posición los primeros cincuenta metros, pero en el giro perdíó la cabeza, y francia era primera.
michael, no dijo nada, yo estaba preparado para salir cuando cullen llegará. me tiré a la piscina. salté, escuchaba los gritos de mis compañeros animándome, los gritos de ánimo a los demás nadadores, al pabellón gritando… y, de repente, el agua, silencio. saco la cabeza fuera del agua y no escucho nada. de reojo veo al francés, que va en cabeza. no logro superarle, no puedo hacerlo. casi estoy llegando deben faltar unos cinco metros, recuerdo esa última brazada, casi se paró el tiempo. toco la pared, se acaba el silencio, miro a mi alrededor, veo cabizbajo a mi rival, veo saltar y escucho como gritan mis compañeros.
michael grita, pensé que no lo conseguíamos, me confesó en los vestuarios, muchas gracias tíos. de mis labios, y en voz baja, casi como un murmullo, tan sólo pudo salir, para estamos tío.
ahora, no regreses sobre lo que has leído, no recuerdas mi nombre, ya lo sabía. nuestras hazañas suelen ser enterradas por hazañas más grandes de otros, por gente más importante que nosotros