existe un hueco enorme entre la ventana y mi cuerpo. permanece marcado tu olor persistente en la almohada. te veo en los millones de luces que iluminan las calles a principios enero, me permito perderme en los acordes acompasados que suenan en mi habitación.
apenas has vuelto y ya te marchas. procuro pensar en una mañana de otoño, caminas a mi lado, la cabeza apoyada en mi hombro, cogida de mi brazo.
descubro algún cabello tuyo en mi abrigo, al ir a quitarlo decido dejarlo donde estaba.